Los no lugares son sitios que no existen por sí mismos, como una parada de autobús o un aeropuerto. Existen porque son necesarios para dar un servicio, pero no tienen sentido independiente del uso pasajero que se les da. Nadie va al aeropuerto a tomar un café, a menos que se haya de viajar o recoger a alguien.
Como otras partes del mobiliario urbano, suelen ser objeto de atracción de artistas. Quién no recuerda las intervenciones en paradas de metro.
Así, cuando veamos o fotografiemos un no lugar recordemos que, si bien su materia y corporeidad son reales, su existencia está supeditada a los caprichos de terceros. Y que ése no lugar puede dejar de existir por razones tan simples como el cambio en el trazado de una línea de autobús. Por tanto, puede ser las última vez que lo disfrutemos. Despidámoslo por si acaso...
¡Larga vida al no lugar!
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