Siguiendo el post de José Vicente:
http://valenciaciudadarte.blogspot.com/2010/02/reflexiones-ii.html
Voy a añadir un par de concepciones de lo que es el arte que tienen que ver con la intencionalidad del hecho artístico.
Para que haya arte debe haber acción y una voluntad de comunicar.
A principios de siglo XX, las vanguardias más combativas definieron la disolución entre arte y vida y la llevaron a cuestas hasta el final. La casa de Kurt Schwitters era una instalación artística. Recogía materiales por la calle (¿no tendría un síndrome de Diógenes como una casa?) y se metía en los tranvías a preguntarle a la gente su opinión sobre "un tal Schwitters, ¿lo conoce ud?". Duchamp llevó una vida en la que el arte estaba totalmente fundido con la existencia, por poner dos ejemplos.
Según Brecht, un evento artístico, digamos la mínima manifestación artística, lo es desde el momento en el que el artista tiene la intención de realizar arte. Esto es, unos momentos que pasó Brecht en su automóvil con el intermitente puesto, entorpeciendo el tráfico en espera que su mujer saliera de la panadería, pasaron a ser un evento artístico porque su creador así lo quiso, porque veía arte en su simple acción de esperar en el coche. Si atendemos a posteriores definiciones, lo que estaba haciendo Brecht era una intervención en un espacio público.
Es por ello que reclamo atención a las cosas pequeñas.
También es por ello que os repetía constantemente en el encuentro del jueves que tengáis los ojos bien abiertos con vuestras cámaras y grabadoras porque CUALQUIER COSA ES DIGNA DE SER INMORTALIZADA.
Tras la muerte de Dios, F. Nietzsche recomendó convertirnos en creadores. Y fue el primero que nos invitó a convertir nuestra vida en una obra de arte, es decir, a crear nuestra propia forma de vida, inventarla, no copiarla o imitarla de ningún más allá. Digamos que la vida en su conjunto tiene que alcanzar la categoría estética, la dimensión de la belleza y la artisticidad, la libertad creativa y experimental muy apegada al mundo de los sentidos y de lo sensible, el aquí y ahora sin concepto. El romanticismo ya había tenido esas aspiraciones, y Hölderlin, Scelling y Hegel nos explicaron que el arte es una vía de acceso y conocimiento de la realidad absoluta. No sólo la religión y la ciencia o filosofía, sino también el arte alcanza lo más profundo de las cosas de un modo inmediato, intuitivo y sensible.
ResponderEliminar